Estas líneas las escribo a título personal y no en mi carácter de presidente de la honorable Convención del Partido Demócrata, ante el fallecimiento del sangriento dictador cubano Fidel Castro, que conculcó la libertad de su pueblo, violó todos los derechos humanos y sumergió a los ciudadanos de su país en privaciones económicas extremas, además de establecer en la Constitución la existencia de un partido único. Comparto lo expresado por el lúcido Carlos Reymundo Roberts en su última nota, donde atribuye a Castro como su gran éxito haber ganado «la guerra cultural», al lograr transmitir al mundo un relato deformado de la realidad cubana. Este éxito lo vemos hoy en todas las voces de los distintos ámbitos, que ponderan la figura de este nefasto personaje que tanto mal hizo a su patria y al mundo. Quiero felicitar al jefe de gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, y al jefe de Gabinete de la Nación, Marcos Peña, por sus declaraciones ajustadas a la realidad referidas al fallecimiento del dictador cubano.
Albero Allende Iriarte
Presidente de la Honorable Convención
del Partido Demócrata de la Capital Federal
Fuente: LA NACIÓN