He recibido, y agradezco, las extremas consideraciones que Ud. hace sobre el hecho de haber estado, y participado, yo, en el conflicto bélico que se desarrolló por la recuperación de nuestras Malvinas.

Me asigna Ud. la condición de héroe, desde una profunda emotividad, común a los argentinos y más a las argentinas, en cuanto se refieren al tema.

Digo más y debería decir distinto, ya que la mujer, entraña la cuestión desde otra argentinidad, más profunda y a la vez más trascendente, quizás por su don de madre, inherente a la calidad femenina. Tal vez, desde ya, por el simple hecho de ser graciosamente diferente.

Difundido que fue por internet, pude observar a vuelta de correo, distintas opiniones, algunas encontradas, proponiendo controversias, pero todas imbuidas del hondo patriotismo que conlleva esa gesta nacional.

Nacional porque involucró la totalidad del ánimo de los argentinos. Ninguno fue indiferente.

Todos nos involucramos. Todos. En nuestro estilo quizás, pero todos.

Algunos tuvimos el privilegio de poder hacernos cargo, en los hechos, de confrontar con el invasor, armas en mano, a cielo descubierto y bandera desplegada. Sencillamente hermoso.

Y aquí después, del dislate dicho, es cuando vengo a proponerle, reiterándole mi agradecimiento, algunas consideraciones y pareceres personales sobre tal condición de Héroe que Ud, tan generosamente me atribuye.

Pedido que fue por mí, que se considerase Héroes, a quienes hubieron de quedar allí como centinelas de la Patria, observé que tal criterio, era coincidente con el de varios. Con lo cual quede conforme.

Un escrito de José Mármol, distinguido moderador de Tribuna Ciudadana, leído tardíamente, me hizo entender, que tal pedido de mi parte, debía ser fundado. Y lo intento.

Verá Ud, señora, la condición viril se excelsa cuando se asume la defensa de la tribu, ha sido así, desde los comienzos del gregarismo.

Privilegio de pocos, honra que se busca y anhela. Búsqueda que se inicia cuando se toma la decisión de tentar al destino ingresando a la carrera de las armas.

Situación a la que se incorpora el ciudadano, que toma armas por manda de ley, al momento de tener que asumir fácticamente tal defensa.

Tal es el caso de los soldados que participaron en el conflicto. Todos, los que pude ver, honraron con holgura, la condición de defensores de la Patria. Varones excelsos de la tribu.

Con tales condicionamientos se va hacia el enemigo, se lo busca, se ansia su proximidad, y encuentro. Es un sentimiento que desborda el ánimo. Siendo su máxima expresión al momento que, instintivamente, se arma la bayoneta.

Percepción de la eternidad, sublime sentido de lo trascendente, se ve un arco dorado en el horizonte inmediato. Y hacia tal se avanza, a puro fuego de fusil, única cubierta del tirador individual, intuyendo al heroísmo inmanente y atrapante.

Hasta hallarse dentro de una impronta indescriptible, absolutamente pagano, a Dios gracias. Como que lo es el Heroísmo. Hermoso, sensualmente hermoso, como todo lo pagano, y como tal, antropocéntrico. Así es que la Gloria es la Gloria del Hombre. Encuentra el varón las ultimas causas y primeros principios a la luz irracional de la pelea: porque sí y me las aguanto.

Egregia emoción que promueve a categorías superiores del Espíritu, del Espíritu de la Historia, del Espíritu de la Creación, sin demiurgos ni demogorgones, exacerbados los sentidos, perfectos todos los movimientos y actitudes, Letal eficacia y eficiencia Uno solo ante tamaña belleza, sintiéndose participe, y por el Alma de la Patria hacia la Eternidad.

Se añora, señora, y también se extraña. Dan ganas de volver a tanta perfección y Gloria.

Por eso señora, hay quienes quieren volver y lo hacen, sienten, perciben que algo les falta. Ceden ante Tánatos, ante un especial y único llamado del abismo, todo les queda chico, les falta la Gloria Pagana que dejaron, Y la cual, mujer al fin, los enamoró. Se dan cuenta que se camina hacia la Eternidad y ellos quieren esa eternidad, la que soslayaron y que les fue quitada. Lo entienden así. Por eso se levantan de la mesa, antes que retiren los platos, en busca de aquellos que ya se hallan allí. Pasan la puerta y la cierran. Entran en la plenitud que añoran. Yerran, lo se. Pero los comprendo.

Por más que reciban todos los reconocimientos que recibimos. Eso es lo que buscan.

Algunos, leídos en apariencia, lo llaman «estrés post traumático», pareciera que como para sacárselo de encima, puede ser, señora, para mi es locura hermosa de soldado. Tal vez otro soldado pueda, por entender y comprender, controlar sabiamente tal equívoco.

Esa es la dimensión del Heroísmo que proclamo, señora, Nunca fue manso, siempre fue recio y limitante.

También es entendible y se puede incluir por antropológico dentro del Pensamiento Científico.

Tal, señora, es el Heroísmo que refiero, percibí, disfruté y declino, hasta la próxima. Lo demás es simplemente haberse dado el estar a la altura de las circunstancias.

Reiterándole la seguridad de mi consideración más distinguida la saludo muy atte.

Luis Daniel de Urquiza
Mayor (RE) VGM
Las Malvinas son Argentinas
La Bandera es Celeste y Blanca
2012 «Año de la recuperación de las Islas Malvinas»

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